domingo, 28 de diciembre de 2008

Diciembre

Inventaron los calendarios para ordenar el tiempo,
doce meses para fraccionar la rutina y exigir la paz,
para perdonar, caer, amar y destruir el hambre,
para terminar de una vez el año al pasar diciembre;
mi alma se quedó flotando en diciembre,
sin querer acelerar el tiempo pasó lento
y en sus treinta y un días se llenó de color,
de maravillas y de implacable resplandor;
diciembre me dejó un abrazo tierno,
prendió una vela y me hinchó de sueños,
me obsequió una sonrisa y aires perfumados,
olorosos a vida, a leña de hogar y a humildad...
Al viento frío de entrado el verano,
ni el calor memorable de noche buena lo aplaca,
se recortan los paisajes de mi tierra
y se pegan al azar en mis ojos inciertos...
¡Que dicha me dio diciembre!
Unos ojos oscuros llenos de mañanas,
profundos como la fosa de las Marianas,
envueltos en misterio y en tinta perenne;
esa tinta me dibuja los finales del año
en el que la felicidad me abraza,
me cuelga de la cumbre del mundo,
y silenciosa espera oscilar sin remedio...
Sin embargo no temo bajar,
si ha de ser a buscarte entre los meses,
en pleno calendario atar mis zapatos
y simplemente caminar por el tiempo...
Diciembre me dio pequeños detalles,
me dejó azúcar en la boca y el bolsillo,
una ventana nueva y un suelo con simientes,
talló tu nombre en mi camisa y se durmió...
Cada vez que despierte en mis manos diciembre,
recordaré el momento en que nació tu canción,
tu amistad y tu abrazo que desgarran la muerte
y en cada pedazo del año me humedecen el corazón...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Hielo

Ayer vi figuras de cristal frías como el hambre,
pétalos congelados que cortaban el día en dos,
casas cubiertas de nieve y sueños,
y una vela en su interior

Así es tu amor en mí, en los días que más me duelen,
un fuego que derrite cualquier tristeza,
el hielo que cubre las calles,
y me dejas el corazón suave como algodón

Quisiera derretirte el hielo con un beso,
en cualquier latitud y en cualquier cuento,
y si te abrazan estrepitosas sombras muertas,
te ofrezco el fuego de mi corazón

Espérame siempre en los pinos,
en la niebla, en la penumbra y en la tinta,
para darte siempre calor y alegría,
para que me derritas el hielo y viceversa...

¿Qué te parece si te llamo cielo?

¿Qué te parece si te llamo cielo?,
Porque el día te requiere como yo te necesito,
y al caer la tarde te vistes de azul y yo de mar,
y juntamos las luces, la aurora y los sueños...
¿Que piensas si te pinto estrellas en la piel?
Además de las que ya tienes en las mejillas,
y de paso te arranco la noche y te baño de sol,
para que el celeste me aclare la vista y te quiera como sos;
si te llamo cielo, no terminas ni te borras,
de mi patio, del planeta y de mis días,
y el clima te moja y te mece,
pero no te pierdes porque eres el cielo...
¿Qué te parece si te llamo cielo?
Porque cubres todo y me escuchas,
con una suave humildad que no sabe engañar,
y te entregas a la luz del día y de los faros,
¿Qué te parece si te llamo cielo?
Porque es la palabra que te encaja perfecto,
déjame llamarte como más te aprecio,
mientras me cubres con las nubes de tu cabello...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Si el mundo te agobia

Ven conmigo si tienes frío,
si ya no te queda nada,
si cuando vuelas y caminas,
más de cerca ves el hastío

Ven conmigo si tiemblas,
de miedo o de coraje, si caes,
porque mis brazos te atrapan,
y con cálida espera son tuyos

Ven conmigo si tienes hambre,
te doy del vino del corazón,
te doy cobijo y lo que quieras,
ganas o un contrato de esperanza

Ven conmigo si la tristeza ataca,
que yo te hago reír con cualquier recurso,
con polvo, con madera, con tu voz y la mía,
y te llevo princesa a los lagos, a la aurora

Ven conmigo si el mundo te agobia...

viernes, 31 de octubre de 2008

Entre más te quiero

Entre más te quiero,
más me esmero en traducir amor,
en explicarlo con detalles simples
y darle forma con la mano y el cincel;
porque cuando preguntan por amor,
se explica poco y se dice mucho,
y de antemano se abraza y se vuelve a abrazar,
hasta que se erosione la piel y se quemen los labios;
hoy dispongo de pocas ganas de decir,
me sudan las manos y me tiemblan los pies,
de las ganas de ir, volar, cantarte y venir,
de arrullarte con mi cuerpo y mi alma a la vez...
Entre más te quiero,
más me vuelvo aire y caracol,
música del mar que suena en el umbral,
donde se acaba todo para quererte con todo;
porque cada vez que llega una ola,
se dibujan en la arena nuestros pies,
y de antemano te llevo a donde quieras,
para que tengas lo que tengo y también me tengas;
hoy me explico por lo que hago para ti,
me duermo, despierto y contigo sueño mes a mes,
con las ganas de ir, navegar, cantarte y venir,
de quererte con mi cuerpo y mi alma a la vez...

lunes, 20 de octubre de 2008

Tú eres el pueblo

En las islas tú eres la costa,
recibes caricias frecuentes de las olas,
y dejas atracar los barcos de la gente,
que parten, pescan, regresan y sueñan
fiestas que despistan el dolor de la rutina,
qué más que el sueño le queda al mundo,
esperanza que le das con tu mirada,
porque en las islas tú eres el pueblo...
En la ciudad tú eres las calles,
te queda el ruido del murmullo de los autos,
y le das paso a la prisa de la gente,
que no se detiene, corre y se ríe,
sonrisas que desvían el llanto y la amargura,
qué más que la risa le queda al mundo,
alegría que le das con tu voz,
porque en la ciudad tú eres el pueblo...
El la siembra tú eres la tierra,
te dan agua y te abrazan raíces,
y le das frutos al hambre de la gente,
alimento fresco que enrojece mejillas,
qué más que la vida le queda al mundo,
movimiento que le das con tus manos,
porque en la siembra tú eres el pueblo...
En la pobreza tú eres el amparo,
te quedas con nada y te abrazan los niños,
y le das techo a la intemperie de la gente,
calor y cobijo que matan la miseria,
qué más que sustento le queda al mundo,
vacío que llenas con tus pasos,
porque en la pobreza tú eres el pueblo...
En la invalidez tú eres las nubes,
cargas ilusión, un viaje y los senderos,
y le das un río a los lagos de la gente,
corazones inquietos que van y vienen,
qué más que voluntad le queda al mundo,
dulce intento que le entregas a diario,
porque en la invalidez tú eres el pueblo...

viernes, 17 de octubre de 2008

Cada vez que eres

Déjame ser tu verdugo en la tristeza,
pero no matarte a ti,
en lugar de eso matarte la amargura
y de la forma más simple acabarla con certeza;
deja que te deje cuentos en los sueños,
en tu mesa de noche, que te arrullen,
te cuento que mis cuentos son los tuyos,
porque cada vez que eres soy, y por eso soy quien soy...
Déjame ser tu anestesia en el dolor,
pero no dormirte a ti,
en lugar de eso dormirte la agonía
y de la forma más simple terminar con lo peor;
deja que te deje versos en la almohada,
en tu sábana y pijama, que te entiendan,
te recito que mis versos son los tuyos,
porque cada vez que eres soy, y por eso soy quien soy...
Déjame ser tu guía en la inclemencia,
pero no guiarte a ti,
en lugar de eso guiar la penumbra
y de la forma más simple perderla de vista;
deja que te deje escrituras en las manos,
pergaminos y mapas atados en el pelo,
te escribo que mis escrituras son las tuyas,
porque cada vez que eres soy, y por eso soy quien soy...
Déjame ser tu beso en el abismo,
pero no besarte a ti,
en lugar de eso besarte el alma
y de la forma más simple borrarte el olvido;
deja que te deje un te quiero en el costado,
en tu cuerpo, en el calor de tus mejillas,
te quiero porque mi corazón es el tuyo,
porque cada vez que eres soy, y por eso soy quien soy!

viernes, 10 de octubre de 2008

Morena

Marrón, dorada, atezada y canela,
así es eso que te cubre, esa tela,
que bautiza mis manos sin más religión
que la tuya, tu dulce corazón...
El color de la vida más serena
descansa en tus hombros
y en tu tez firme y hermosa,
bella como abrazo que dura siglos...
Yo en un jardín vigilado por semáforos,
espero que no se vuelva blanco y negro,
la pintura que me dibujaste en el alma,
en los momentos que me tallas en madera la alegría...
Si se formara el arco iris quisiera que fueras tú,
unas franjas tu miedo, tu esperanza y tu abrazo,
las otras tu piel, tu mirada y tu risa,
en resumen, el color que tú quieras...
Hoy por ti morena escribo,
por tu cerebro de agua fresca,
por ti gravado en tinta de coco y mar,
dejo mi repentino amor sincero...
Si me traes tu azúcar de gurisa,
de muchacha de cuento indio y Caribe,
me quedo envuelto siempre en tu tela,
marrón, dorada, atezada y canela...

viernes, 3 de octubre de 2008

Una vez soñé

Siempre queda entreabierta la puerta
que da al balcón de tu abrazo,
y cuando sopla el viento se abre más,
y queda tu piel descubierta a la luz de la luna;
espero que la distancia de tus labios
no crezca más de lo necesario,
que la calma de tenerte no se esfume,
que llueva sobre el balcón y siempre quedes tú;
que en el momento de tomar café
y te pida el azúcar me des el corazón,
y cuando te vuelva a ver y te ofrezca el sol,
me lo niegues a toda costa y me des tus manos;
y que con tus manos y las mías formemos futuro,
parques sin hojas marchitas y eternas melodías;
sueño con las más cálidas mañanas contigo,
que estuvo gris la tarde y le dimos color con la aurora,
pintamos óleos y acuarelas;
que estuvo fría la noche y derretimos el hielo con risas,
con besos y chimeneas, con figuras de madera...
Sueños me sobran en las noches sin ti,
una vez soñé que entre bailes y juegos
construimos esperanza para los que no tenían ninguna,
y con tijeras y papel hicimos trenes de alegría,
que llevaban niños con carita sucia y corazón triste,
y el viaje no terminaba, nunca contigo abordo,
evaporando el sereno y aplacando el olvido...
Soñé que contigo ni el tiempo tendría prisa,
en fiestas ni en guerras, ni en el alma desbocada;
soñé contigo aliviándome el dolor de la gente,
y que sencillamente con tus ojos congelabas el hambre,
que cuando más necesitaba el desamparo,
menos necesitabas tú, y me dabas besos y esperanza,
en fin, lo que tenías de más...
Sueños me sobran en las noches sin ti,
una vez soñé que cuando tomábamos café,
te pedí el azúcar y me diste el corazón,
y te otra vez y te ofrecí el sol,
me lo negaste a toda costa y me diste tus manos,
y con tus manos y las mías formamos futuro,
básicamente parques y melodías,
óleos, acuarelas y trenes de alegría...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Ocho horas

Viajera de dulce mirada,
ocho horas me llevas por delante,
tus ojos y tus mejillas
llegan primero al mismo lugar: al alba...

Imagino tu risa tan lejos,
como dulces ecos en las cuevas,
sigo sencillamente extrañándote,
negrita de mis amores...

No me olvido nunca de tu cálida sonrisa,
de tus ademanes que me quitan la amargura,
que feliz es saber que estás feliz,
llena de esperanza y quimeras de otros mundos...

Yo aquí y tú allá,
tú en mi corazón y los vientos locales,
en la brisa que calcina mi rostro,
tú sencillamente hermosa en Berlín...

domingo, 14 de septiembre de 2008

Zarcero

Después de la calle de "La Máquina"
caminé hasta el valle de la catarata,
en el costado mi tez se quemaba de recuerdos
por el eclipse de los pinos frente a la aurora policromo;
se reían mis zapatos por las cosquillas del musgo
que abrigaba los troncos que fueron reyes y ahora puentes,
se despedía el sol de Zarcero haciendo gestos en la niebla,
dejándo el misterio en mis mejillas hipotérmicas;
así fui llegando a la entrada del bar del olvido,
el lugar menos esperado al lado de los lagos,
llenos de truchas y lirios, de risas y jazmín,
donde la luz era tenue en el portal más hermoso;
en la barra bailó Ana, Maricela y la quimera,
soñaron los pobres diablos del olvido, sin futuro,
y se despidieron dándome la bienvenida,
como si nunca hubiera llegado y nunca me hubiera ido;
luego me fui disolviendo en la noche sin paradero,
de regreso a la calle de "La Máquina",
envuelto en el silencio más implacable de los bosques,
yo cándido y asombrado, y mi corazón se quedó en Zarcero...

viernes, 22 de agosto de 2008

Angélica, Angelina...

Tu vienes, yo voy,
tu vas y yo vengo,
tu tienes siempre mi risa,
yo tu nombre no lo tengo...

Sí lo tengo hasta cierto punto,
como la espuma en el mar,
cuando se disipa entre mis ojos
de una forma leve relativamente...

Desde allá en el principio
la red de tu misterio me tuvo,
cautivo y sencillamente preso
como un secreto sin cómplices...

Eres dueña de mis documentos,
de mis libros y mis noches,
del momento más simple,
cuando me quito los zapatos...

Lo entiendo completamente,
no me conoces y me sonríes,
eficiente manera de ahogarme en vigilia,
inconsciente forma de quitarme el sueño...

Así despierto me cuestiono tu destino,
cómo hago para que no sea ocasional
el hecho de que mi vista despliegue
relámpagos de ansia y ternura...

A dónde vas Angélica, Angelina,
dime tu nombre y me darás la vida,
dame tan solo un instante,
para ver si te quiero como sueño quererte...

Y claro está, si decides quererme,
si me das de esa paz que se queda en mi espalda,
como escalofrío digno de un verano cándido,
severo y borracho de alegría, lleno de verde...

Deslúmbrame un rato milenario,
la eternidad si prefieres,
no te firmo contratos ni te vendo el alma,
no negocio contigo, te la regalo...

Si en un dulce intento fallido te llamo,
excúsame la culpa y la cacofonía,
si te hablo muy fuerte o si quedo callado,
porque fácil el frío se vuelve torpe sinfonía...

¿Cómo te llamas? Angélica, Angelina,
simplemente olvidé tu nombre,
pero tu imagen se robó mi corazón
de una forma leve relativamente...

viernes, 4 de julio de 2008

Xiphias y el águila triste

Desde el cielo azul como la libertad calló el águila triste, hasta el manantial más ilustre de cualquier cuento, con sus alas cansadas y el corazón roto, con los ojos empapados y su visión perdida... Desde la faz de la tierra bajó herida el águila triste, por el agua del manantial hasta las cavernas de Ferrarius, donde sorprendida observó el brillo del hierro, y la ardua labor de los señores de las minas... Desconsolada siguió su camino, lento y sin rumbo alguno, de negro tizne sus plumas de paz se tiñeron, y sus garras rasgaron los trapos de un rey de los oscuro, su enojo causó un retumbo en el fondo de Ferrarius...
El águila asustada solamente bajó la cabeza y agachó la mirada, era su instinto, si cuando callera alzar sus garras en busca de apoyo, pues era el instinto de tremendo señor del hierro, preguntar:
-quien se acerca a mis pies y los rasga, rompe mis ropas de negro carbón?-; con pena el águila respondió: -Soy un ser volador, del cielo implacable y la luz del sol, soy el águila triste que he caído del cielo y por un manantial he llegado hasta aquí-, -no me hieras más gran rey, que ya he caído cobarde a los pies del destino- y el señor contestó: -No temas, que negro es el abismo, negro el camino, pero no mi voluntad-, -Que haces cayendo y cayendo ave de luz? yo una vez vi el cielo, pero mi labor es de roca, y no busco encaminarme a lo que no me importa, a lo que no me pertenece, y era tan bello, como la eternidad- contestó el águila: -Caí porque es mi naturaleza caer-; hubo un silencio oscuro como Ferrarius, y luego el rey le obsequió un trozo de la perla Ferrarius...
-Toma joven amiga, un trozo de la pieza más brillante del fondo de la tierra, llévala contigo...
no sé hacia donde vas ni qué buscas, pero en lo oscuro te ayudará a encontrar tu destino- el águila triste colocó dentro de su plumaje la luminosa pieza y siguió cayendo hacia la lejana oscuridad, hacia los confines de lo desconocido, donde el fin significa el fin, hacia el agujero de Effigia...
En el camino, el águila triste topó con una vieja raíz que se quejó con un murmullo grave y vibrante: - Aaaumm, Aaaumm... Ni el dulce principio de la vida puede descansar, he oído el sonido de tu dominante presencia, pero eres muy diferente de lo que imaginaba-
-no creo que sea dominante en ninguna parte vieja raíz, soy el águila, y estoy hundida en pena-
-Porque la pena te ha traído aquí?- preguntó la raíz, - No conozco de donde vengo, sin embargo recuerdo el dulce sonido del viento, caí sin control de mis alas y de mi corazón, caí como caen todos los seres del cielo vieja raíz-; en ese momento, la vieja raíz se extendió y tocó las garras del gran ave, con intenciones de sentir su contextura y su forma; - Eres un ser dichoso, siento la fuerza que sentía cuando el suave rocío me daba de beber, cuando la vida apenas empezaba-, -de verdad que eres vieja sabia raíz, dime algo del pasado, de tu vida cuando acariciabas el manto verde y húmedo del suelo!-, la raíz le contestó: - Nunca entenderías joven amiga que el tiempo corre, y a mi no me queda mucho, la oscuridad fue costumbre, pero la humedad del suelo me hace falta, el pasado que quieres conocer no moverá en lo absoluto tu tristeza ni tu voluntad-, -cómo?- contestó el ave, - Lo único que quiero decirte es que en la oscuridad indomable de la profundidad de la tierra, no encontrarás respuesta alguna, vuela y grita el sonido que siempre escuché cuando era un retoño, busca el cielo que es hermoso y libre-, el águila bajó la cabeza y dijo: - No he de volver al sitio que me hizo caer vieja raíz, seguiré mi paso más adentro en busca de la nada, a repartir mi tristeza en los rincones de la oscuridad-... Y entonces la raíz se extendió y le dio un trozo de sí, le murmuró: - ten amiga, un trozo de mí es muy viejo sin embargo crece cuando un corazón joven como el tuyo le imparte ganas de crecer; lo que crece siempre con voluntad, siempre crece en todas direcciones, la oscuridad tiene siempre una salida, mi nombre es Nitesco-...
El águila triste caminó y caminó hasta llegar a una naciente de agua cristalina que se dirigía hacia Effigia, lugar de los fantasmas guardianes de lo oscuro... Allí escuchó un sonido de repique en el agua, sintió humedad en sus alas y se asustó: - Aaaa!!- gritó el ave, - quién eres?-, la luz de Ferrarius iluminó el agua y observó a un enano, enojado y asustado de ver al águila mirandolo mientras se lavaba en la naciente, - Qué haces ave de rapiña?, cómo llegaste hasta aquí?, no me mates ni me lleves de mi hogar!- El águila le dijo: - Soy el águila triste y he caído desde el cielo, y por un manantial hasta tu hogar he llegado!, cómo te llamas enano?-, - Xiphias es mi nombre y vivo cerca de mar de Orexis, un mar subterraneo que esconde el misterio de la vida, donde tú no puedes entrar...-, - Perdóname Xiphias! No era mi intención disturbar tus asuntos, sólo busco donde descansar, mi viaje tiene principio pero no busca ningún final-. El enano observó una pena en el rostro del águila que nunca había visto jamás; el enano era viejo y sabio, su edad rondaba los 7 años, tiempo que para cualquiera significa un lapso corto de vida, sin embargo para Xiphias era el tiempo suficiente para saber muchos secretos del mar de Orexis, así que le dijo: - Todos buscan un final joven ave, la luz no siempre se encuentra en el sol ni se observa con los ojos; ven conmigo y volverás al lugar de donde provienes, no soy ningún Dios, nunca los he visto ni los conozco, pero talvés te ayude a salir de tu tristeza.
Los dos se encaminaron al mar de Orexis... En el camino, un fuerte retumbo detuvo su paso, se sintió una brisa tenebrosa como el mismo miedo hecho materia. Xiphias sabía lo que se aproximaba y advirtió al águila: -No mires la falsa esperanza de los ojos de Excrucio! No lo mires aunque sientas la verdad! En sus adentros tiene mentira, desidia, quimeras de mundos llenos de dolor-. el águila atendió su llamado, luego una implacable masa se posicionó sobre los dos, inmovilizó hasta sus ganas de vivir y exclamó: - Soy Excrucio, señor y amo de Effigia, deben tener un buen motivo para caminar por los túneles de la muerte y querer vivir!- Xiphias contestó: - Soy el señor del mar de Orexis, Xiphias!, no toleraré que tomes la vida ni la muerte de ninguno de nosotros!, atrás mentira!- Excrucio proclamó palabras que debilitaban al águila triste, que se hundían en su corazón y le invitaban a mirar a Excrucio... El ave sacó el trozo de Nitesco y creció una capa de madera que cubrió sus ojos y su voluntad, detuvo un rayo de muerte de Excrucio y fijó la masa moribunda de aquél señor de maldad a una de las columnas del paso de Effigia, lo que bastó para que Xiphias y el ave huyeran hacia Orexis...
- Te agradezco que nos salvaras del olvido reina del cielo- dijo el enano. Al llegar al mar de Orexis, el águila quedó perpleja al ver semejante belleza, ni siquiera aquella que pudo ver desde el cielo. Xiphias le dijo: - Amiga, ven conmigo, mira en el fondo del mar de la verdad, dime lo que ves-. El águila triste miró dentro del mar de Orexis y vio su presente... Observó su vuelo en el cielo. Xiphias le dijo: - Mi triste amiga, el mar solo refleja lo que quieres ser, no batalles contra el corazón porque lo bueno de la vida está en el hecho de que podemos vivir... No cometas el error de muchos que nadan a través de Orexis en búsqueda de la felicidad, porque ella se encuentra constantemente en tu vuelo, si caes mil veces, levántate más veces, no cruces Orexis, no vayas más lejos, ve de regreso... Yo no te detendré joven ave-. El águila sintió que un pétalo de fuego acariciaba su corazón cuando escuchó las palabra de Xiphias, y le obsequió la perla de Ferrarius para iluminar sus andanzas. El águila triste se despidió de Xiphias y voló tan rápido como la noche borra el día, y salió del agua de aquel manantial por el que se incursó en oscuridades desconocidas. El águila triste dejó su tristeza en la vana planicie del olvido, y guardó en su corazón las ganas de seguir volando, aunque sabía que como Nitesco y Xiphias iba a morir; lo que la hacía volar eran las preguntas de las cuales no obtuvo respuesta, más que las palabras de un amigo llamado Xiphias. Nunca se vio volar tan alto un ave, nunca se supo de sus preguntas, mas sólo de su tristeza, que se transformó en vuelo constante y en dulce espera. - Si la muerte llega, que me encuentre volando alto, con fuerza abatiendo el viento, cayendo y volviendo a volar- dijo el águila que nunca más se vio caer del cielo, nunca más regresó su tristeza.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Para mi tierra...

Que clara se ve mi tierra,
donde los árboles crecen y perecen,
donde las manos que los cultivan,
cálidas y humildes estrechan la vida...

Que clara se ve mi tierra,
con el lago que deslumbra,
que calma la sed del suelo,
con frutos y colores...

Allí están mis días,
de rostros quemados y rutinas,
de ríos que limpian la tierra,
de aguaceros y tormentas...

Allí están mis noches,
de estrellas, aguardiente y guitarra,
de oscuridad indomable donde quedó mi corazón,
las veladas de familia, de amigos y canción...

En fin allí quedó mi tiempo,
el que ahora pierdo en otra parte,
y todo porque he partido,
buscando un horizonte que no es mío...

Lo mío está en mi tierra,
lo que no se compra ni se exporta,
lo que del corazón nadie me roba,
lo que me llevo cuando muera...

Que clara se ve mi tierra,
inmortal Tilarán como siempre,
que se guarde tu manto verde,
tus flores y tu gente...

Que clara se ve mi tierra,
incluso en la noche implacable,
porque aunque no la veo la siento,
en la sangre y en el viento...

Allí donde mis saltos de carajillo,
dejaban sin penas las calles,
donde nunca he volado tan alto,
donde dejé para siempre la inocencia...

En Tilawa armé mis sueños,
cual si fueran rompecabezas,
tomé un puñado de esperanza,
tomé mi equipaje y revisé la marea...

Más nunca empaqué mis raíces,
allí están creciendo frondosas,
como enredaderas hacia el cielo,
como robles sin leñadores...

Cuando vuelva lleno de dudas,
quítame el misterio Tilarán,
recuérdame mis pasiones y mis juegos,
los silbidos, las mejengas, lo que era...

Y si me voy un día sonriente,
es que te llevo en el alma,
y me llevo la gran alegría,
de que fueras por siempre mi tierra...

Que clara se ve mi tierra,
con sus praderas y sus nubes,
con su cruz en el monte esperando,
que el
viento imparable la tumbe...

Que clara se ve mi tierra,
nunca la vi tan bella,
como láminas de aurora y platino,
como el Olimpo humilde y sin Dioses...


jueves, 22 de mayo de 2008

Pequeños detalles

Pequeños detalles que se esconden tras las páginas de la infancia, que escalan por enredaderas hasta los momentos menos esperados y los hacen grandes e inolvidables, como cuando por los senderos de la vida nos embriagamos de risa y aceptamos los errores, igual como se escapa la esperanza de la cárcel de los hombre cobardes y callados, y vuelve convertida en pequeños detalles, que llegan en invierno y en verano, se reparten en el viento y nos abren los ojos, dibujan una tenue sonrisa en mi rostro y hacen que no me importe el tiempo ni la amargura, simplemente llegan; ansiosos de que alguien los vea y los necesite... A esos pequeños detalles les dedico esta plana, a esos que me llenan el alma con la mínima dulce grandeza que ofrece la vida...

R. Boniche.

viernes, 1 de febrero de 2008

La mujer de la luz revuelta

Entre la amargura de la noche
que huele a alcohol y a reproche,
vi una mujer que esperaba un verso,
de quien recibí vicios menos un beso

¿Quién explica tal hermosura?
esa que se ancló en mis ojos vagabundos,
que roba palabras y devuelve suspiros,
esa que no permite mentiras ni tontos repertorios

Una mujer observé bajo la luz revuelta,
de la luna y el set del cielorrazo,
que la inquietud señaló muchas veces,
que hizo que inevitablemente naciera un verso...