martes, 19 de enero de 2010

La Estación

Pasé hoy por la estación,
con singular estilo comía semillas el amor de tu vida,
donde hay más calma que en cualquier lugar,
donde salen los trenes y vuelven a llegar...

Partió un tren que iba a La Habana,
lleno de paciencia recogió el baile y lo llevó a la estación,
al llegar bailaron hasta las amarguras,
bailaron la luna y las botellas...

No faltaron trenes que partieran a los polos,
vacíos se fueron y cargados llegaron de figuras de hielo,
con risas escarchadas calmando el bochorno de la rutina,
enfriando los rieles calientes en la aurora...

Algunos trenes se marcharon a dejar pan a Etiopía,
con agua a lavar rostros sin esperanza,
a llenar de alegría corazones tristes sin sonrisa,
a calmar la sed dejando un rastro de humo blanco...

Algunos ya herrumbrados yacían en los rieles,
en los talleres de la nostalgia, en los depósitos del olvido,
y con ruido de un tranvía salvaje narran y sueñan en la estación,
dejan al pasar del siglo historias inmortales y una canción...

Viajan y viajan los trenes por las sierras,
por los Alpes, Las Rocallosas y las venas,
y siempre desembocan en la estación,
donde dichosamente también mi corazón...

Pasé hoy por la estación,
con singular estilo bailaba el destino,
donde hay más alegría que en cualquier lugar,
donde salen los trenes y vuelven a llegar...

1 comentario:

Unknown dijo...

como dice el grande calamaro: "hay un deseo que pido siempre que pasa un tren..."