jueves, 12 de febrero de 2009

Tan solo un segundo

En vísperas de primavera cuento contigo,
en cualquier lugar, época y segundo,
tendrías que saber que anduve en sueños,
en fantásticos recorridos y siempre conté contigo...

En los Alpes nevó y se congeló mi imagen,
tuve frío pero mi risa quedó perpetua por ti;
en la Amazonía llovió a cántaros y me mojé,
se borraron mis poemas pero reí por ti...

En el Atacama se quemaron mis pies por el sol,
después de unas quejas ofrecí carcajadas a las dunas;
en Kuala Lumpur subí a las Petronas y morí de vértigo,
pero volví a nacer en risas porque conté contigo...

En Normandía me hirieron y me curé contigo,
en la Guerra Santa clavaron espadas en mi pecho,
pero me quedaron fuerzas para reir contigo,
luché en muchas batallas, caí del caballo y siempre conté contigo...

Anduve en tierras prohibidas, de caníbales y fieras,
sufrí heridas causadas por la soledad,
conocí a David Livingstone en la sabana africana,
y me dormí en los pastizales soñando contigo...

Edad media, oscurantismo, siempre estuviste tú,
entre batallas con Juana de Arco tuvimos hambre,
hubo hombres sin mujer, hijos y esperanza,
luchamos por la libertad y siempre conté contigo....

Al llegar Colón a isla Uvita ví penurias,
soldados ultrajando aborígenes dueños del suelo,
robando oro, con pólvora y patrañas,
cortaron mis manos pero siempre conté contigo...

En las guerras navales napoleónicas naufragué,
luego de balas de cañón y amigos muertos,
marineros con familia, sólidos y valientes,
que quedaron tendidos, yo conté contigo...

Instalaron misiles nucleares en Cuba,
rusos, soviéticos labrando futuro,
guerra fría con vasta destrucción de sueños,
un desperdicio de alegría y yo conté contigo...

Observé de lejos el último golpe al muro de Berlín,
la unión de familias, novios y amantes,
el fin de la tiranía al oeste, por todas partes,
y estuve en el parque celebrando y canté contigo...

En el 86 ví la mano de Dios, un gol de esperanza,
en el Azteca dejé los sueños regados por montón,
y sentí siempre en cada celebración,
el protagonismo de tu dulzura en cada historia y rincón...

Incluso llegué a conocer a Julio César,
conocí el Coliseo romano repleto de gente,
y luego de gritar ¡Ave, Caesar, morituri te salutam!
luché contra Cornelius Scipion el "Africanus" y conté contigo...

En ese Coliseo estuve frente a un león,
el cual no me atacó, me miró a los ojos,
y supe por repentina calma que eras tú,
que siempre me acompañabas con el corazón...

Y supe de inmediato que también eras la primavera,
que eras la nieve de los Alpes y la lluvia de la Amazonía;
eras la sombra y las dunas del Atacama y el viento en Kuala Lumpur,
los barcos y aliados en Normandía, mi caballo en la Guerra Santa;
me dí cuenta que fuiste la soledad en África, las historias de Livingstone,
que eras Juana de Arco y la libertad de mis hermanos,
y en eso de 1502 supe que eras la belleza de la costa americana,
las ansias españolas, el miedo aborigen, la nueva esperanza;
fuiste siempre los grandes galeones guerreros franceses e ingleses,
eras mi flote al quedar naúfrago y solo, la sal del mar en mis labios,
fuiste el discurso de grandes políticos, el miedo del mundo,
la guerra fría y la alegría de no lanzar misiles,
fuiste la primera grieta del muro de Berlín, la sonrisa del preso,
también eras el beso de los amantes nuevamente unidos, eras la libertad;
eras los gritos de la gente en el Azteca, la mano de Dios,
la fiesta en Buenos Aires, las lágrimas en Londres...
Siempre estuviste a mi lado, porque conté contigo,
me regalaste la vida en Roma, en todo el mundo,
anduve en muchos lugares, épocas y segundos,
pero ahora que estoy presente en esta época con vos,
no quiero viajar más entre año y año,
sin que estés presente en cuerpo y alma,
para regalarme la historia más increíble de las historias,
quiero que tengas de una vez por siempre mi corazón,
en vísperas de primavera que me regales el tiempo,
y si fuera el caso que no tuvieses tanto,
regálame tan solo un segundo...

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